Tom Peters es lo que se conoce como un gurú, en todo lo amplio de esta palabra. Es uno de los más influyentes líderes en temas como innovación, creatividad, talento y “nueva” visión corporativa. En su libro “Re-imagina: Talento”, este maestro del management reseña lo que él llama “el kit de supervivencia de la marca personal”. He aquí los 10 atributos claves según el gurú.
1. PIENSA COMO EMPRENDEDOR
Sé el jefe de tu propio espectáculo. Reinventa todas las actuaciones para asegurarte de que realmente realcen tu marca personal. Debes actualizar tu “historial”, por lo menos, una vez al año. Imagínate como el CEO de “YO S.A.”. Piensa que hoy sólo estás “prestado” a tu actual trabajo.
2. SÉ SIEMPRE UN “REMATADOR”
Necesitas saber los pormenores de hacer dinero, sea en tu actual trabajo o como el CEO de “YO S.A.”. Conoce los números y mantén la vista pegada en el balance. Aquí lo clave es que tu historial, en la práctica, consiste un 98% en “cerrar el trato”. Como sabe un auténtico hombre de negocios, la vida es vender. “El buen intento” de cerrar una operación, en este caso, no es suficiente.
3. UTILIZA EL MARKETING
Esto no significa poner un anuncio en una revista de alta circulación. El mundo de la marca personal está lejos del viejo mundo den el que permaneciste durante 20 años... en el departamento de crédito y cobranza. Ahora saltarás de proyecto en proyecto, trabajando con desconocidos. Tendrás que venderte de nuevo en cada actuación. Vende tu punto de vista. Vende lo que vales. Vende tu “YO S.A.”.
4. PERSIGUE LA MAESTRÍA
Ya no es suficiente ser bueno en lo que haces y saber las reglas del marketing y el networking. Necesitas ser condenadamente especial en algo de valor económico específico. En una palabra: necesitas exhibir una ¡verdadera maestría! Esto es mucho más que tener una capacitación distinta. Debes trabajar obsesivamente en tu “arte”, como un artista o atleta de elite.
5. FOMENTA LA AMBIGÜEDAD
Aunque la maestría es esencial, ni siquiera eso será suficiente en un mundo donde las auténticas categorías de pensamiento y de acción están errando y cayendo constantemente. Tan importante como la capacidad de hacer una cosa extremadamente bien, es la capacidad de hacer una docena de cosas a la vez. Todo está a nuestra disposición. Nadie sabe a qué demonios se dedica. Debes ser capaz no sólo de “ocuparte de ello”, sino de fomentar realmente la ambigüedad.
6. RÍETE DE LAS GRANDES TONTERAS
Cultiva el sentido del humor. Esto no significa saber contar chistes, sino tener la capacidad de reírte del fabuloso prototipo que se auto-destruye... y ocuparte inmediatamente de la próxima interpretación. En la actual y turbulenta era, tendremos que equivocarnos mucho más frecuente y embarazosamente que antes. Triunfarán las empresas que toleran o incluso celebran el fracaso.
7. CONFÍA EN LA TECNOLOGÍA
No necesitas ser un experto en un paquete de software particular o saber programar. Pero debes apreciar instintivamente el hecho inequívoco de que Internet y todo lo que venga después pondrá boca abajo la empresa en un período de tiempo extraordinariamente corto.
8. PÓSTRATE ANTE EL JOVEN
Muchos tendremos “apetito por la tecnología”... pero, ¿llegaremos a “captarla” verdaderamente? ¡Ni pensarlo! Por eso tenemos que rodearnos de jóvenes. Cada equipo de proyecto debe incluir al menos un joven: alguien que no necesite “reinventarse” porque nació, se crió y se licenció genéticamente en la nueva economía.
9. ALIMENTA TU RED
La lealtad no está muerta y es más importante que nunca. Pero el eje de la lealtad ha girado 90 grados. La “lealtad antigua” era una lealtad vertical: a una jerarquía. Te agarrabas un escalón tras otro mientras escalabas una ladera vertical prescrita.
La “nueva lealtad” es horizontal: a una especialidad o un sector. Lo que importa es lo que piensan de tu trabajo tus compañeros. Debes formar y gestionar deliberadamente una red cada vez mayor de contactos profesionales en tu campo.
10. CULTIVA LA PASIÓN POR LA RENOVACIÓN
Hoy, un enfoque pasivo del perfeccionamiento profesional te dejará fuera de carrera. Revolucionar tu cartera de capacitaciones... al menos cada media docena de años, si no más a menudo, es ahora una necesidad de supervivencia mínima. Pregunta: ¿tienes un plan formal de renovación de la inversión? Y, si tienes uno, ¿es tan osado como demandan estos tiempos osados?
1. PIENSA COMO EMPRENDEDOR
Sé el jefe de tu propio espectáculo. Reinventa todas las actuaciones para asegurarte de que realmente realcen tu marca personal. Debes actualizar tu “historial”, por lo menos, una vez al año. Imagínate como el CEO de “YO S.A.”. Piensa que hoy sólo estás “prestado” a tu actual trabajo.
2. SÉ SIEMPRE UN “REMATADOR”
Necesitas saber los pormenores de hacer dinero, sea en tu actual trabajo o como el CEO de “YO S.A.”. Conoce los números y mantén la vista pegada en el balance. Aquí lo clave es que tu historial, en la práctica, consiste un 98% en “cerrar el trato”. Como sabe un auténtico hombre de negocios, la vida es vender. “El buen intento” de cerrar una operación, en este caso, no es suficiente.
3. UTILIZA EL MARKETING
Esto no significa poner un anuncio en una revista de alta circulación. El mundo de la marca personal está lejos del viejo mundo den el que permaneciste durante 20 años... en el departamento de crédito y cobranza. Ahora saltarás de proyecto en proyecto, trabajando con desconocidos. Tendrás que venderte de nuevo en cada actuación. Vende tu punto de vista. Vende lo que vales. Vende tu “YO S.A.”.
4. PERSIGUE LA MAESTRÍA
Ya no es suficiente ser bueno en lo que haces y saber las reglas del marketing y el networking. Necesitas ser condenadamente especial en algo de valor económico específico. En una palabra: necesitas exhibir una ¡verdadera maestría! Esto es mucho más que tener una capacitación distinta. Debes trabajar obsesivamente en tu “arte”, como un artista o atleta de elite.
5. FOMENTA LA AMBIGÜEDAD
Aunque la maestría es esencial, ni siquiera eso será suficiente en un mundo donde las auténticas categorías de pensamiento y de acción están errando y cayendo constantemente. Tan importante como la capacidad de hacer una cosa extremadamente bien, es la capacidad de hacer una docena de cosas a la vez. Todo está a nuestra disposición. Nadie sabe a qué demonios se dedica. Debes ser capaz no sólo de “ocuparte de ello”, sino de fomentar realmente la ambigüedad.
6. RÍETE DE LAS GRANDES TONTERAS
Cultiva el sentido del humor. Esto no significa saber contar chistes, sino tener la capacidad de reírte del fabuloso prototipo que se auto-destruye... y ocuparte inmediatamente de la próxima interpretación. En la actual y turbulenta era, tendremos que equivocarnos mucho más frecuente y embarazosamente que antes. Triunfarán las empresas que toleran o incluso celebran el fracaso.
7. CONFÍA EN LA TECNOLOGÍA
No necesitas ser un experto en un paquete de software particular o saber programar. Pero debes apreciar instintivamente el hecho inequívoco de que Internet y todo lo que venga después pondrá boca abajo la empresa en un período de tiempo extraordinariamente corto.
8. PÓSTRATE ANTE EL JOVEN
Muchos tendremos “apetito por la tecnología”... pero, ¿llegaremos a “captarla” verdaderamente? ¡Ni pensarlo! Por eso tenemos que rodearnos de jóvenes. Cada equipo de proyecto debe incluir al menos un joven: alguien que no necesite “reinventarse” porque nació, se crió y se licenció genéticamente en la nueva economía.
9. ALIMENTA TU RED
La lealtad no está muerta y es más importante que nunca. Pero el eje de la lealtad ha girado 90 grados. La “lealtad antigua” era una lealtad vertical: a una jerarquía. Te agarrabas un escalón tras otro mientras escalabas una ladera vertical prescrita.
La “nueva lealtad” es horizontal: a una especialidad o un sector. Lo que importa es lo que piensan de tu trabajo tus compañeros. Debes formar y gestionar deliberadamente una red cada vez mayor de contactos profesionales en tu campo.
10. CULTIVA LA PASIÓN POR LA RENOVACIÓN
Hoy, un enfoque pasivo del perfeccionamiento profesional te dejará fuera de carrera. Revolucionar tu cartera de capacitaciones... al menos cada media docena de años, si no más a menudo, es ahora una necesidad de supervivencia mínima. Pregunta: ¿tienes un plan formal de renovación de la inversión? Y, si tienes uno, ¿es tan osado como demandan estos tiempos osados?
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