29 octubre, 2012

Ramón y Cajal

MEMORIA HISTORICA.- DON SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL: LA INGRATITUD DE LOS SEPARATISTAS VASCOS Y CATALANES.
Don Santiago Ramón y Cajal,
gloria de la ciencia española y Premio Nobel de Medicina en 1906:
"...No soy adversario, en principio, de la concesión de privilegios regionales, pero a condición de que no rocen en lo más mínimo el sagrado principio de la Unidad Nacional..."
Palabras de Don Santiago Ramón y Cajal
(El Mundo a los Ochenta Años. Parte II». Madrid 1934)
«Deprime y entristece el ánimo, el considerar la ingratitud de los vascos, cuya gran mayoría desea separarse de la Patria común. Hasta en la noble Navarra existe un partido separatista o nacionalista, robusto y bien organizado, junto con el Tradicionalista que enarbola todavía la vieja bandera de Dios, Patria y Rey.
En la Facultad de Medicina de Barcelona, todos los profesores, menos dos, son catalanes nacionalistas; por donde se explica la emigración de catedráticos y de estudiantes, que no llega hoy, según mis informes, al tercio de los matriculados en años anteriores. Casi todos los maestros dan la enseñanza en catalán con acuerdo y consejo tácitos del consabido Patronato, empeñado en catalanizar a todo trance una institución costeada por el Estado.
A guisa de explicaciones del desvío actual de las regiones periféricas, se han imaginado varias hipótesis, algunas con ínfulas filosóficas. No nos hagamos ilusiones. La causa real carece de idealidad y es puramente económica. El movimiento desintegrador surgió en 1900, y tuvo por causa principal, aunque no exclusiva, con relación a Cataluña, la pérdida irreparable del espléndido mercado colonial. En cuanto a los vascos, proceden por imitación gregaria. Resignémonos los idealistas impenitentes a soslayar raíces raciales o incompatibilidades ideológicas profundas, para contraernos a motivos prosaicos y circunstanciales. «
¡Pobre Madrid, la supuesta aborrecida sede del imperialismo castellano! ¡Y pobre Castilla, la eterna abandonada por reyes y gobiernos! Ella, despojada primeramente de sus libertades, bajo el odioso despotismo de Carlos V, ayudado por los vascos, sufre ahora la amargura de ver cómo las provincias más vivas, mimadas y privilegiadas por el Estado, le echan en cara su centralismo avasallador.
No me explico este desafecto a España de Cataluña y Vasconia. Si recordaran la Historia y juzgaran imparcialmente a los castellanos, caerían en la cuenta de que su despego carece de fundamento moral, ni cabe explicarlo por móviles utilitarios. A este respecto, la amnesia de los vizcaitarras es algo incomprensible. Los cacareados Fueros, cuyo fundamento histórico es harto problemático, fueron ratificados por Carlos V en pago de la ayuda que le habían prestado los vizcaínos en Villalar, ¡estrangulando las libertades castellanas! ¡Cuánta ingratitud tendenciosa alberga el alma primitiva y sugestionable de los secuaces del vacuo y jactancioso Sabino Arana y del descomedido hermano que lo representa!.
La lista interminable de subvenciones generosamente otorgadas a las provincias vascas constituye algo indignante. Las cifras globales son aterradoras. Y todo para congraciarse con una raza(sic) que corresponde a la magnanimidad castellana (los despreciables «maketos») con la más negra ingratitud.
A pesar de todo lo dicho, esperamos que en las regiones favorecidas por los Estatutos, prevalezca el buen sentido, sin llegar a situaciones de violencia y desmembraciones fatales para todos. Estamos convencidos de la sensatez catalana, aunque no se nos oculte que en los pueblos envenenados sistemáticamente durante más de tres decenios por la pasión o prejuicios seculares, son difíciles las actitudes ecuánimes y serenas.
No soy adversario, en principio, de la concesión de privilegios regionales, pero a condición de que no rocen en lo más mínimo el sagrado principio de la Unidad Nacional. Sean autónomas las regiones, mas sin comprometer la Hacienda del Estado. Sufráguese el costo de los servicios cedidos, sin menoscabo de un excedente razonable para los inexcusables gastos de soberanía.
La sinceridad me obliga a confesar que este movimiento centrífugo es peligroso, más que en sí mismo, en relación con la especial psicología de los pueblos hispanos. Preciso es recordar –así lo proclama toda nuestra Historia– que somos incoherentes, indisciplinados, apasionadamente localistas, amén de tornadizos e imprevisores. El todo o nada es nuestra divisa. Nos falta el culto de la Patria Grande. Si España estuviera poblada de franceses e italianos, alemanes o británicos, mis alarmas por el futuro de España se disiparían. Porque estos pueblos sensatos saben sacrificar sus pequeñas querellas de campanario en aras de la concordia y del provecho común.
Santiago Ramón y Cajal. El Mundo a los Ochenta Años. Parte II». Madrid 1934.
Sin comentarios a éstas palabras de uno de los españoles más grandes de los siglos XIX y XX.

07 octubre, 2012

Venecia

03 octubre, 2012

Repensar España

MANIFIESTO de la perspectiva a "LARGO PLAZO" del GRUPO DE OPINIÓN denominado “REPENSAR ESPAÑA”

Propuesto por Josep M. Bosch Aymerich como punto de partida de un grupo que puede llegar a ser un “lobby” y posiblemente un grupo de capital privado.
En Masella (Pirineos) Julio 2012

MOTIVOS:

Cataluña, aun siendo una de las dos comunidades que más ingresos aporta al Estado español a través de los impuestos, sus acciones son mal vistas por el resto de autonomías españolas. Otras comunidades, como País Vasco y Navarra casi no participan en la recaudación de ingresos del país, ya que se auto gestionan y administran ellas mismas mientras que Cataluña no lo hace. Parece no haber objeción alguna a ninguna decisión tomada por estas autonomías, esto da origen a una sensación de disgusto que lleva a algunos deseos de separación que creo se deben evitar.




Por ello, es necesario crear un grupo de opinión llamado “Repensar España” para hacer cambiar esta idea de Cataluña, en un futuro este grupo podría convertirse en un “lobby” e incluso llegar a ser un grupo de capital privado con el objetivo de crear una nueva estructura administrativa del estado, creando una federación Ibérica compuesta por varios territorios con sus propios gobiernos que se podrían comparar con Portugal, al que deberíamos integrar, de manera que podríamos llamarla Iberia o Península Ibérica.

La división política y administrativa de la federación Ibérica tendría la forma de cuatro autonomías, las cuales tendrían la suficiente independencia para gobernarse y auto gestionarse a la vez que también se auto financiarían.

España es teóricamente un país muy heterogéneo, con diversas maneras de pensar, en el sentido de que un hombre de Castilla, del País Vasco, de Valencia, de Andalucía son tan diferentes, que no pueden tener el mismo gobierno, por eso cada uno se ha de gobernar a sí mismo.

Los territorios que se podrían crear serían: al norte, con Galicia, Principado de Asturias, Cantabria, País vasco y La Rioja haciendo una autonomía única, que podríamos decir El Cantábrico, inicialmente con la legislación del País Vasco. El segundo territorio, incluiría Navarra, Aragón, Valencia, Cataluña y Baleares que se denominaría o Pirineo Mediterráneo, inicialmente con la legislación de Navarra.
Es evidente que  Andalucia es una región que tiene su propia personalidad, a diferencia de las otras provincias del conjunto español, con un modo de hacer las cosas diferentes. Andalucia se unificaría con Extremadura, Murcia, las Islas Canarias, y las capitales autonómicas de Ceuta y Melilla, se podría llamar El Sur o Gibraltar. Ellos mismos se administrarían su PER. Finalmente, las dos Castillas y Madrid, con tanta personalidad como los otros territorios deberían ser Las Castillas, dentro de la federación Ibérica, con una capital federal, Madrid, que nos relacionaría con Europa ya través de Europa con el mundo.

Como he dicho al principio, creo que deberíamos intentar integrar Portugal como otro territorio con su autoridad y su gobierno formando así el conjunto de Iberia. Cada uno de estos nuevos territorios decidiría sus lenguas oficiales así como sus capitales, teniendo en cuenta que es muy importante conocer cuantos más idiomas mejor.

Estas nuevos territorios, incluidos dentro de la federación Ibérica, tendrían tanta autoridad como puede tener actualmente el país de Portugal, si bien tendrían una capital única, Madrid, y se necesitaría un super gobierno similar al Distrito Federal en USA así como un ejército y embajadas comunes. De esta forma se agruparían intereses comunes, que se relacionarían a través de Europa con el resto del mundo.

Esta federación Ibérica, formada por los nuevos territorios y Portugal, podría integrar a todo el pueblo latinoamericano y otros países que formaron parte de la civilización ibérica, como zona de influencia y de amistad para crear después la familia ibérica que sería Iberia e Iberoamérica y / o la comunidad ibérica de ultramar en África, similar a la Commonwealth británica.

Dentro de este conjunto formado por la península Iberia, tendríamos tres grandes ciudades con diferentes funciones, Madrid que sería reconocida como la ciudad administrativa de Iberia, albergando la sede del Gobierno conjunto, Cortes Generales, Instituciones y Organismos asociados, así como la residencia oficial de los Reyes de España. Toda aquella actividad industrial que se realizara en Madrid, se integraría dentro de Las Castillas.
En segundo lugar, Barcelona, reconocida actualmente como Secretaria General del Mediterráneo y con uno de los puertos más importantes, sería un punto de conexión con el comercio oriental y con un trato especial con todos los territorios que comparten este mar Mediterráneo.
Lisboa, la capital más occidental de la Península, sería un punto ideal para las conexiones con Iberoamérica así como con los antiguos países ahijados de la cultura ibérica y las antiguas colonias.
Finalmente las relaciones entre la Federación Ibérica, los del área del Mediterráneo y los de la zona este se articularían desde Lisboa y Barcelona.

Los territorios pagarán en Madrid sus costes de capitalidad general del conjunto. Los gastos de mantenimiento de la capitalidad dentro de Las Castillas se repartirán entre los territorios en proporción del ½ de la población y el otro ½ según el PIB de los territorios.

Es decir, haciendo un símil con Norteamérica lo que se podría hacer en la península Ibérica, sería, Madrid  la capital federal como Washington DC, que como ya se ha dicho albergaría la capital administrativa a la vez que coordinaría todos los nuevos territorios y nos relacionaría con el mundo a través de las instituciones europeas. El territorio del Cantábrico sería como Canadá, el este del Mediterráneo como New England, el Sur sería como Texas y Luisiana, las Castillas como Detroit y Chicago, y adicionalmente Portugal como California.

Una de las misiones del nuevo Estado será formar un "cuerpo", similar a los antiguos interventores del Estado, por las personas mejor formadas en las Universidades, de todos los territorios, a fin de facilitar un adjunto a todos los políticos elegidos por "sufragio universal" para quien no tenga la preparación necesaria, con el objetivo de evitar las ineficacias económicas gubernamentales que nos ha conducido a una deuda que probablemente no seremos capaces de remontar.

Se dispondrá de unos dispositivos gubernamentales para poder probar actividades delictivas de quien ha tenido responsabilidades, no sólo en el gobierno, sino también en los elementos económicos (cajas, aeropuertos sin aviones, líneas de AVE sin uso, etc)

Control en los pasivos y retorno de las inversiones o indemnizaciones en cifras abusivas de los ejecutivos civiles y gobernantes (como ex directivos de Cajas) que no se justifiquen por su rendimiento.

En las elecciones municipales se podría elegir a los responsables de la administración en una proporción del 50% de electores de partidos políticos y el 50% de electores locales directos.
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